Estas sillas te ayudan a que te mantengas bien sentado con la altura suficiente para que el cinturón se te pueda ajustar correctamente sobre el pecho. Cualquier niño que pese entre 40 libras 18,1 kilogramos y 80 libras 36,3 kilogramos debe ir en una silla de seguridad.
Los niños deberían seguir utilizando la sillita hasta que alcancen una altura de 4 pies y 9 pulgadas 1,4 metros y pesen al menos 80 libras 36,3 kilogramos. Una vez alcancen esta altura y peso, pueden viajar sin riesgos en el asiento normal del coche llevando el cinturón de seguridad. Así que pregunta a tus padres si eres lo suficientemente mayor como para ir en coche sin una sillita de seguridad.
Esta es otra importante norma de seguridad: Y en eso no hay discusión. En un accidente, amortiguan los efectos del choque sobre los pasajeros impidiendo que se golpeen contra el salpicadero o contra el parabrisas. Pero aunque los airbags han salvado las vidas de muchos adultos, los niños de 12 años o menores nunca deben sentarse en los asientos delanteros de un coche que lleve airbags.
Los airbags no deben sustituir a los cinturones de seguridad. Y mantén la espalda sobre el respaldo del asiento; no te inclines hacia delante ni te muevas de un lado a otro. La cola debería empezar a unos cinco pasos gigantes o 10 pies, o 3 metros del bordillo de la acera y seguir apartada de la calle, en vez de acercarse a ésta. Cuando hayas subido, escucha las instrucciones del conductor, y aunque tengas prisa por ir a sentarte con tus amigos, no corras ni empujes.
Estas cosas dificultan la concentración del conductor, y los niños podrían hacerse daño. La segregación sumía a la población negra en una constante humillación. El pueblo negro sufría en silencio. Todo empezó a cambiar la histórica tarde del 1 de diciembre de ese año: Rosa Parks, regresaba a su casa tras salir de su trabajo como costurera en un establecimiento de su ciudad natal, Montgomery Alabama.
Aquel día subieron muchos blancos, por lo que el conductor exigió a cuatro pasajeros negros que cedieran su asiento cuando se llenó. El conductor había tratado de disuadirla, estaba obligada a acatar la ley: Fue juzgada y condenada a una multa de 14 dólares. Al día siguiente Martin Luther King, un joven pastor de la Iglesia Bautista, poco conocido entonces, respondía a una llamada de E.
Nixon , un fogoso maletero de Alabama harto también de la injusticia segregacionista, que acababa de pagar la fianza de Rosa.
Martin Luther King se mostró de acuerdo con él y ofreció su iglesia como lugar de reunión. El coraje de Rosa había movilizado a los afroamericanos de su ciudad, que organizaron un boicot contra los autobuses municipales que se prolongó casi 13 meses.
Cuarenta y cinco años después, Barack Obama se convertía en el primer presidente negro de Estados Unidos.
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